lunes, 26 de diciembre de 2011

El clown. Por qué su práctica es sanadora.

Una de las constantes vitales del clown, es el amor. Quiere amar. Viene a amar. Directa o veladamente, no lo puede evitar. Él no inventa el amor. Lo respira. Busca la mirada y la atención de lxs otrxs, para compartir ese milagro constante que es la vida. Por eso al clown le cuesta abandonar el escenario: no sabe cómo de grande será el vacío, la soledad, detrás del telón, sin el público.
Invita a la complicidad, al juego, y comparte con mucha generosidad todo lo que le pasa.
Recibe, se afecta, comparte, reacciona, comparte. Comparte, comparte y comparte. Con el público, sin soltarlo.
Mira a los ojos y expresa sus emociones a través de la mirada. Es transparente; no podría ocultarlas, aunque lo intentara; siempre las vive intensamente.
Tiene mucha curiosidad por todo lo que le rodea. Es difícil que un clown se aburra. Siempre está haciendo cosas, y entregado a ellas. Si sólo está descansando, descansa en su máxima intensidad. Tal intensidad puede provocar que pasen otras cosas, incluso problemas que hay que solucionar. Un problema implica una solución, lo cual implica una acción, lo cual implica un juego; una oportunidad. Actúa más que piensa. Y como hace muchas cosas, se equivoca y fracasa a menudo. Cuando las cosas le salen bien, recrea el éxito. Cuando fracasa, lo acepta, sin quedarse atrapado en el fracaso, en el pasado (porque el presente, la vida, sigue su curso), sino que le sirve de estímulo para seguir adelante, seguir descubriendo. Conectar con nuestro fracaso, nos conecta con nuestro tonto ancestral.
Como vive el presente intensamente, entra con facilidad en el infinito mundo de las pequeñas cosas. Crea universos.
Tiene mucha disposición y capacidad para el juego. Podría pasarse la vida jugando. La vida puede ser como un gran parque temático de infinitos y diversos juegos.
Es un adulto que no olvida y no oculta el niño que sigue siendo.
Vive al margen de las normas y convenciones sociales. Nos indica que todo puede ser de otra manera; cuestiona constantemente la realidad consensuada. Tiene su propia lógica, que choca con la lógica del mundo en el que vive, aunque suele estar más cerca de su propia esencia que la mayoría de la sociedad. Es auténtico.
No tiene sentido del ridículo. Es ingenuo. Las cosas, las situaciones, las personas, simplemente le provocan diferentes emociones. Todo es inspiración.
Acepta todo, incluso su muerte, la cual compartiría con complicidad y generosidad. Como un ritualUno no se muere todos los días.
Celebra cada instante, ya sea a través del juego, de la emoción, del compartir.
El clown es honesto, no contempla otro modo. Se desnuda. Y en esta desnudez, se convierte en un espejo de los demás.




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